Capítulo 34

Su comentário casual logró que Roman se detuviera por un momento, para luego responderle con voz baja, -Exacto, no me gusta.

Javier, escuchando desde un lado, sacudió la cabeza en secreto.

La Srta. Nerea realmente no se daba cuenta, si a Roman no le gustaban las cebollas, ¿cómo iba el chef personal a añadirlas? Claramente sabía que a ella no le gustaban, por eso las había apartado.

Nerea seguía comiendo, la comida tenía un sabor fresco y delicado que parecía bailar en su paladar, -Está delicioso, Roman, ¿dónde encontraste a este chef? Cocina increible mucho mejor que lo que prepara la señora que trabaja en mi casa.

-Si te gusta, puedo pedirles que vayan a tu casa.

-No hay necesidad, pero sí me gustaría conocerlos.

-¿Qué pasa?

-Nada, sólo siento admiración por alguien que puede cocinar tan bien.

-¿Te gustan las personas que saben cocinar?- Roman levantó la vista hacia ella, y Nerea captó un destello fugaz en sus ojos, casi como una ilusión, -Si, siento que las personas que saben cocinar tienen un encanto especial, a diferencia de mí que soy un desastre, no importa cuánto lo intente, nunca aprendo.

-También…

-¿Qué?- Nerea lo miró, viéndolo dudar.

-Nada.

especialmente encantadora.

Muy, muy encantadora…

y continuó comiendo pescado, cuando en ese momento, Roman

de diseños de joyería deslumbrante en la pantalla, no pudo evitar exclamar, -¿Estas joyas son increíblemente hermosas, no? Imposible

un contrato exitosamente con el Grupo MJ. No había tenido la oportunidad de

¿Qué?

joyas son para mi?

de pescado se le clavó en la garganta, y luego, se quedó sin palabras, pálida..

su incomodidad, su mirada se endureció de inmediato, -¿Qué

-¡Ah!

expresión de dolor

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lo que pasaba, se acercó y sostuvo

como si tuviera magia, hizo que Nerea se quedara quieta. Sentía cómo suavemente le inclinaba la cabeza hacia atrás en el sofá, abría su mandibula con los dedos y luego….

ojos sorprendida, pero solo por un segundo, el dolor

esa espinilla, lo que fuera. Estaba tan incómoda,

claramente sobreestimó su tolerancia y subestimó el poder de la

-¡Ah, ah, ah!

más adentro, duele, duele mucho!

suave por

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